LOS SECRETARIOS PARTICULARES

LOS SECRETARIOS PARTICULARES
Edición 2009.

sábado, 12 de marzo de 2011

El Secretario Particular Idóneo

El Secretario Particular, como enlace de las partes de un todo; partes que, al mismo tiempo son causas y efecto en estrecha interrelación; es el responsable del quehacer administrativo y político coordinados. Por lo que representa y aplica las decisiones tomadas por el titular de una institución ante las fuerzas internas y externas que la conforman, influyendo de manera determinante en el logro de las metas y objetivos propuestos, con alto grado de calidad, eficiencia, productividad, rentabilidad y enorme contenido estratégico, valores supremos, sin olvidar la política y norma adecuadas.
Es por ello que Alfonso Araujo López y Oscar Méndez Orihuela, con experiencia propia definen y describen en el libro “Los Secretarios Particulares”, las características del Secretario Particular Idóneo.
ü  Actuar con compromiso y empeño, con su grupo.
ü  Tener agudeza e ingenio, en la solución de sus encargos.
ü  Ser ambiciosos y ávido, de aprender y avanzar.
ü  Tener ansia y anhelo, de crecer y de contar con mayores responsabilidades.
ü  Apreciable e importante, en sus acciones.
ü  Apto, en su área.
ü  Arquetipo, de su desempeño y de su probidad.
ü  Benigno y templado, en su carácter.
ü  Caballeroso y señor, en su empleo.
ü  Competente y de autoridad, en su labor.
ü  Confianza y seguridad, de lo que realiza.
ü  Conocimiento y razón, en sus comentarios.
ü  Cortes, con quien trata.
ü  Conspicuo y destacado, en la responsabilidad y en el medio, en que se realiza.
ü  Correcto y discreto, en las responsabilidades que asume.
ü  Decente y honesto, en sus resultados.
ü  Deseo y aspiración, para mejorar todo lo que considere que es mejor.
ü  Disciplinado y cumplir, en su encargo.
ü  Discreto y circunspecto, en lo que sabe.
ü  Distinguido y elegante, en su vestido.
ü  Eficaz y eficiente, en su desempeño.
ü  Elevado y distinguido, en el cumplimiento del campo donde se desarrolla.
ü  Eficiente e ilustre, en la función que cumple.
ü  Enérgico y activo, en el logro de sus metas.
ü  Estimable y considerado, con sus colaboradores.
ü  Ético y casuista, en su labor política.
ü  Excelente y relevante, en los trabajos que presenta.
ü  Fehaciente y fidedigno, en sus informaciones.
ü  Gallardo y animoso, en su porte.
ü  Habito y costumbre, en sus cosas.
ü  Humilde y modesto, en sus triunfos.
ü  Idéntico y diferente, en su actuación.
ü  Igual y exacto, en su actividad.
ü  Ilusión y confianza, en si mismo y en todo lo que realiza.
ü  Imaginario y real, en sus apreciaciones, y sus conclusiones.
ü  Imparcial, en sus actitudes.
ü  Incorruptible y firme, en sus convicciones.
ü  Intachable y honorable, en su campo.
ü  Integro y honrado, en sus encomiendas.
ü  Intelectual y estudioso, para continuar en ascenso.
ü  Juicioso y lógico, en su pensamiento.
ü  Laborioso y diligente, en su trabajo.
ü  Leal, sincero y noble, en su actuación cotidiana.
ü  Líder en su entorno.
ü  Lucido y generoso, con sus semejantes.
ü  Magnifico y magistral, en sus obras.
ü  Modelo y ejemplo, de su formación y educación.
ü  Normal y sistemático, en sus proyectos.
ü  Notable e importante, en el ejercicio de su encargo.
ü  Obediente y respetuosos, de sus propósitos.
ü  Orden y mandato, en su ambiente.
ü  Paciente y tolerante, con los que le rodean.
ü  Perfección y gracia, en sus actividades.
ü  Perfecto, en las tareas que desempeña.
ü  Perseverante y porfiado, en su ámbito.
ü  Perspicaz e inteligente, en su saber.
ü  Práctico y metódico, en su acción.
ü  Preclaro e insigne, para destacar y darse a conocer.
ü  Probo e intachable, en su vida y en su trabajo.
ü  Recto y justo, en los juicios que emite.
ü  Refinado y sobresaliente, en su educación.
ü  Respetuoso y reverente, con sus superiores.
ü  Sabio y culto, en su especialidad.
ü  Sagaz y cauto, en sus apreciaciones.
ü  Seguro y constante, en sus obligaciones.
ü  Sencillo y natural, en su trato.
ü  Sensible, en el trato de su función.
ü  Singular y único, en su trabajo.
ü  Sublime y excelso, en el desarrollo de su actividad.
ü  Supremo y enérgico, en la toma de decisiones.
ü  Talentoso y capacitado, para enfrentar los problemas.
ü  Técnico y profesional, en su actividad.
ü  Valioso y meritorio, en su sitio.
ü  Voluntad y energía, para destacar.
ü  Universal y cosmopolita, en su conocimiento.
Así el Secretario Particular Idóneo, tiene que ser LIDER: que demuestre lealtad, aplique su inteligencia, actué con disciplina, sea eficaz y resulte responsable.

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