SESIÓN DE LA CÁMARA DE SENADORES DEL 25 DE ABRIL DE 1917

Yo fui SECRETARIO PARTICULAR de un presidente de la república y puede ser que haya sido algo más; el SECRETARIO PARTICULAR del único presidente de la república libremente electo que ha habido hasta este momento.

Como SECRETARIO PARTICULAR nunca hice política, pude haberlo hecho, pero por el bien del país, no quise hacerla.

Yo fui lo que es y debe entenderse un SECRETARIO PARTICULAR, puesto, señores y os lo aseguro, a veces más difícil que cualquier secretaría de estado. Como tal y dada, a demás de mi puesto oficial, la amistad interna que me liga con el presidente Madero, soy consultado a cada momento por candidatos a senadores, por candidatos a diputados, por candidatos a gobernadores, acerca de los pormenores que se pasaron en aquellos catorce meses de angustioso, aunque muy honesto gobierno.

Yo creo que lo que se pudiera llamar, aplicado en mi caso, el “secreto profesional”, puede romperse, cuando se trata del bien de la Patria, y yo tengo un archivo escrito y otro en la memoria y en el corazón que es un archivo viviente. Doy gracias a los que confían en mi honorabilidad para aclarar hechos del pasado durante el movimiento maderista de 1910, que entre ambas forman parte de la Junta Consultiva de la Revolución y desde la cuál trabé grande y cordial amistad con don José María Maytorena y, si cabe, la estreche aún más cuando el fue al gobierno constitucional del estado de Sonora y yo desempeñé la SECRETARÍA DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA durante el breve y agitado periodo presidencial de Madero.

El gobernador de Sonora fue una o dos veces a la capital de la república, para tratar con el presidente asuntos oficiales y políticos. Don José María iba acompañado de un joven e inteligente SECRETARIO PARTICULAR, a quien me presentó con calurosos elogios. Este joven SECRETARIO era Francisco R. Serrano, uno de los antirreeleccionistas más entusiastas del poder del por sí entusiasta estado de Sonora.

JUAN SÁNCHEZ AZCONA.