Citar
la formación de quién pretenda ser Secretario Particular, es considerar además
de su educación inicial y la idoneidad en el cargo, la suma de conocer e
identificar el ceremonial y el protocolo que se lleva en el ámbito dónde
pretende desarrollarse y, las reglas estrictas que deben estar presentes en su
quehacer diario y más aún cuando el titular ocupa una posición de importancia
nacional, estatal o municipal.
Conocer
la naturaleza humana y sus temores, debilidades, esperanzas y tendencias, también
forma parte de su formación. Ya que es ahí como deberá a conocer a quien más
tarde atenderá y canalizará.
Pero
las reglas del ceremonial y del protocolo deben evitar ser operadas por gente apática,
fría, sin emoción o frívola. El conocimiento de estas normas le guiará a
mantener mejores relaciones cordiales en los distintos niveles de gobierno e
identificar el protocolo militar, deportivo, empresarial, religioso, monárquico,
parlamentario y social.
Así como
en el antiguo Egipto en el que los jóvenes destinados a ascender en la escala
social, se enteraban de las instrucciones de Ptahhotep, que eran prescripciones
protocolarias que deberían conocer y aplicar, así el verdadero Secretario
Particular deberá conocer.
La importancia
para un Secretario Particular de conocer a fondo las normas protocolarias, le evitará
incurrir en faltas y en murmuraciones posteriores. El orden de los actos
solemnes de la diplomacia, con autoridades, en academias, con militares, el Estado,
en la iglesia y con la sociedad civil. El respeto en las relaciones humanas, el
respeto que las ceremonias y costumbres del lugar y las formas de etiqueta,
cortesía, urbanidad y precedencia, buenos modales, educación, comportamientos y
sobre todo la buena organización de todo tipo de eventos bajo su responsabilidad
que están obligados a conocer.
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